sábado, 27 de noviembre de 2010

Elogio de Santiago Zapata Blanco

26.11.10 - HOY - PABLO CAMPOS PALACÍN | DOCTOR EN CIENCIAS ECONÓMICAS, PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL CSIC, MEDALLA DE EXTREMADURA 2009
ANTES de tiempo y por sorpresa, el día 14, nos dejo Santiago Zapata Blanco (Los Santos de Maimona, 1948). Su familia y amigos sentimos un profundo vacío con su ausencia, que procuramos mitigar con el elogio de su obra y el recuerdo de su vida, llena de generosidad. La obra de Santiago tiene una significación única para Extremadura y la historia agraria española. Catedrático de Economía de la Universidad de Extremadura, hizo las investigaciones más sobresalientes de la historia económica contemporánea sobre la agricultura extremeña. Esta dedicación a Extremadura la desarrolló vinculando nuestra región a las agriculturas española y portuguesa, siendo de especial relevancia sus publicaciones sobre los alcornocales y la industria corchera. De su inteligencia para lograr el éxito mediante la unión de voluntades dan muestra la multitud de eventos y publicaciones colectivas de las que fue actor principal. Recientemente había sido el responsable de la organización del Congreso Internacional sobre los Alcornocales y la Industria Corchera, cuyas actas acababa de publicar en una obra voluminosa, que hoy resulta de imprescindible consulta para el conocimiento del pasado, presente y futuro del sector del alcornoque y el corcho. Si la obra investigadora de Santiago ha merecido el reconocimiento de los colegas españoles, no es menos brillante su labor docente en las universidades Complutense de Madrid y de Extremadura, habiendo recibido este año de sus colegas historiadores el reconocimiento del I Premio Docentia, que en su honor en adelante llevará su nombre.
Santiago se comportaba con una transparencia radical en su trato con los demás y este rasgo lo acompañaba como un permanente afán de compromiso con los problemas de la sociedad de su entorno. Su implicación con la sociedad extremeña le llevó a mediados de los años 80 del siglo pasado a volver a Extremadura, dejando su confortable empleo de profesor en la Universidad Complutense de Madrid, para ocupar una plaza de profesor de la Universidad de Extremadura, en Badajoz. Santiago dedico toda su valía, y demostró que en este aspecto pocos le igualaron, a mejorar la universidad extremeña, y creemos que gracias a su trabajo y sus críticas -no le importaba la reacción de sus colegas- la Universidad extremeña en algo puede haber mejorado su servicio a la sociedad en estos últimos años. Vida y obra en Santiago son ejemplares; somos muchos los que nos sentimos orgullosos de haber tenido la fortuna de compartir ambas dimensiones de su persona.
Hace algo más de un año, en una entrevista me preguntaron cuales eran los rasgos que deberían caracterizar a una persona para ser merecedora a la Medalla de Extremadura. Conteste que novedad, repercusión real o potencial en el bienestar de la sociedad y ejemplaridad social de las obras, personal y profesional, del candidato, y al requerirme que señalara a qué personas propondría para la Medalla de Extremadura no dudé en nombrar a Santiago Zapata. Que conste en este escrito de elogio a su persona mi reiteración en que le sea concedida la Medalla de Extremadura a Santiago en reconocimiento a sus méritos sucintamente reseñados.

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