sábado, 3 de diciembre de 2011

Los vecinos del Casco Antiguo piden nuevas medidas para acabar con el ruido nocturno

El barrio cumple un año como Zona Saturada de Ruidos, pero la medida no les satisface y la Ley Antitabaco ha empeorado la situación
03.12.11 - HOY - NATALIA REIGADAS | BADAJOZ.


«Afortunadamente no tengo bares cerca de casa, pero tenemos demasiado en el barrio. Me gustaría que abriesen otros comercios o tiendas»

«La situación ha ido a peor con la Ley Antitabaco porque la gente sale de los bares a fumar. De las dos a las cinco es complicado por el ruido»

«En la plaza se junta gente y hay mal ambiente. Meten bulla y viene la Policía. Los que tienen hijos no se atreven a traerlos a jugar»


A media mañana la calle San Juan de Badajoz está animada. Los funcionarios se cruzan con universitarios y ciudadanos que hacen compras o pasean por el Casco Antiguo. Es una calle con vida, pero aparentemente tranquila, que por la noche se transforma. Cientos de personas pasan de un bar a otro y sus conversaciones, sus gritos y muchas veces sus canciones comparten espacio con los vecinos que tratan de dormir. Este fenómeno también afecta a otras vías de la zona monumental cuyos habitantes están hartos y piden soluciones.

María José Rodríguez conoce muy bien esta situación. Dice orgullosa que vive en la calle San Juan desde que nació, pero admite con tristeza que está pensando en mudarse. «Es horrible. La semana pasada eran las siete de la mañana del viernes y pasaban grupos y grupos de gente cantando por la calle. Los lunes, martes y miércoles se soporta pero desde el jueves es tremendo», explica.

Hace un año el Ayuntamiento de Badajoz dictó un decreto declarando parte del Casco Antiguo Zona Saturada de Ruidos. Esta medida prohíbe que se abran nuevos locales de hostelería que puedan empeorar la situación como bares de copas, pubs, discotecas y tampoco restaurantes en las calles más problemáticas. La norma se mantendrá, en principio, hasta 2013 aunque puede ampliarse el plazo.

Los vecinos, sin embargo, no están satisfechos. En efecto, no hay nuevos bares pero las 2 discotecas, 24 pubs, 4 tiendas de comida para llevar, 19 bares/restaurantes y 7 bares/cafeterías con los que cuentan las calles más saturadas del Casco Antiguo provocan que sigan conviviendo a diario con el ruido. De hecho los afectados indican que en el último año el fenómeno ha empeorado. La causa es la Ley Antitabaco que prohibió fumar en los locales públicos por lo que los clientes de los bares salen fuera.

«Salen a fumar, hablan, gritan. Es insoportable», explica María José Rodríguez que confiesa que no tiene esperanza de que se arregle. «Nos han destrozado el Casco Antiguo. Nadie quería subir aquí hace años porque creían que era inseguro. Se arregla y ahora es tremendo por el ruido».

Ángel Monroy vive en la calle Madre de Dios y también cree que la situación ha empeorado sensiblemente. «Lo noto a peor. Entre las dos y las cinco de la mañana es complicado, pero la solución es muy difícil», añade. En este punto coincide Concepción Márquez, que vive en la calle Sepulveda. Se siente afortunada por no tener ningún bar muy cerca, pero replica que en la zona se han abierto demasiados. «Necesitamos otras cosas como tiendas o un centro de comestibles que ahora tenemos que irnos hasta San Francisco».

Para otros vecinos el único inconveniente de los bares no es el ruido, sino la imagen del barrio. «No está bien que una zona histórica se convierta en un parque de ocio de Badajoz. Es un bar abierto, no un centro comercial abierto», protesta Olivier Núñez, de la calle Arco Agüero. Cerca de allí, en la Plaza Cervantes (San Andrés), vive María Magdalena Barrero que apunta que el entorno de los bares no es el único donde hay ruido. En esta plaza denuncia que se reúnen grupos constantemente. «Hay mal ambiente, montan bulla, fuman porros y viene la Policía. Hay gente con niños en el barrio y no se atreven a llevarlos a San Andrés».

El presidente de la Asociación de Vecinos, José María Soriano, sin embargo, cree que la convivencia es posible. «No está reñido el ocio y tomarse una copa con molestar a los vecinos. Tiene que ser compatible».

Ángel Monroy, que además de vecino es dueño del bar El Callejón de la Plazuela, de horario diurno, admite que la solución es difícil y que no está en manos de los hosteleros, sino de los ciudadanos. «Deben tener más educación cívica».

Los hosteleros

En este sentido opina Fernando Utrera, responsable de El Mercantil, que explica que su local está completamente insonorizado para no molestar a los vecinos. Francisco Borrego, de La Antigualla, añade que ellos intentan informar a los clientes que salen para que no hablen alto y molesten a los vecinos. «Los porteros les dicen que no peguen voces al marcharse o salir a fumar, pero no pueden pegarse con ellos».

Este hostelero también explica que la Ley Antitabaco les ha perjudicado porque, al no poder sacar la bebida a la calle cuando fuman, los clientes consumen menos. «s mala para los vecinos y para nosotros». Ambos responsables, sin embargo, admiten que la declaración de Zona Saturada de Ruidos ha sido positiva para ellos porque no han abierto nuevos bares y la competencia ya era suficiente.

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