lunes, 10 de enero de 2011

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar los cambios?

LORENZO J. BLANCO NIETO
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
HOY 11.01.2011 -


HACE años los gobernantes de turno consideraron, supongo que después de los estudios oportunos, que teníamos que ponernos el cinturón cuando viajábamos en automóvil. Se oyeron voces en contra porque se decía que era incómodo y dificultaba la conducción. Se llegaron a publicar estudios serios (?) que intentaban demostrar que el cinturón podría ser contraproducente y provocar algunas fracturas en caso de accidente. Ahora, cuando nos montamos en el coche, nos ponemos el cinturón de forma casi automática, y a nadie nos molesta. Incluso, instamos a que todos se lo pongan todos, mayores y niños, delante y detrás.
Posteriormente, se tomaron medidas para tratar de impedir que podamos conducir con algunas copas de más. Más controles y limitación de la tasa de alcohol. A algún ex presidente del Gobierno de la nación le pareció mal aquello e indicó que cada cual decidiera cuántas copas tomar y si coge el vehículo o no. Cada vez es más frecuente ser prudente con la bebida cuando tenemos que conducir, e incluso aceptar que alguno se quede sin beber para que el resto pueda estar más relajado.
Luego vino la limitación de velocidad en carreteras y autopistas. También nos pareció mal y ahora podemos ver que ha disminuido de manera significativa el número de accidentes y muertes.
A nivel local, también recuerdo cuando el alcalde de Badajoz Gabriel Montesinos dispuso ampliar las aceras de la calle Menacho, limitando el paso de vehículos, en la idea de favorecer el comercio. Las asociaciones de comerciantes y, obviamente, los del otro partido se opusieron y le llamaron de todo. También se oyeron voces críticas a la reciente remodelación de esta calle, algunas coincidentes. Ahora, todos asumimos que las sucesivas obras realizadas en la calle y su prolongación hasta la Plaza de la Soledad han sido un acierto y que ambos tramos han sustituido a la maltrecha calle San Juan como referente local.
Otro acontecimiento local, por esas fechas, fue la manifestación de ciudadanos en contra de la instalación de El Corte Inglés. Unos porque no les gustaba el lugar elegido para su ubicación, otros porque se iba a cargar el pequeño comercio en Badajoz, y otros porque estaban en contra de quien gobernaba. Pasado el tiempo, no creo que ninguno de los asistentes a dicha manifestación estime que la propuesta fuera negativa para la ciudad.
Podríamos poner múltiples ejemplos, en diferentes ámbitos de nuestra vida, donde se han realizado propuestas de cambio que mejoraban las condiciones de vida. Igualmente, encontraríamos ejemplos para mostrar lo reticente que fue la sociedad hacia los mismos. Es como un corto cinematográfico que tengamos que vivir periódicamente.
Y, ahora, nos toca vivir una situación similar con el argumento del tabaco. A juzgar por los espacios que ocupan en los medios de comunicación pareciera que fuera un problema de enorme trascendencia social, aunque luego en el transcurrir cotidiano no pasa de ser una mera anécdota. Se han destacado algunas peleas relacionadas con el tema, a nivel nacional. ¿Acaso es un número significativo para decir que se le han subido los humos a más de uno? Los hosteleros, igual que antes los comerciantes, hablan de su repercusión negativa. Cuando he entrado en los bares, en este año, veo que siguen con la clientela habitual. Además, dado que los no fumadores somos mayoría y que antes no podían entrar los niños en los bares donde se permitía fumar, parece lógico pensar que seremos más los clientes satisfechos por la medida.
Da igual que sea el cinturón, el tabaco o que nos quiten calles para los coches, siempre habrá voces que piensen que 'lo de toda la vida' es mejor y se encontrarán argumentos para estar en contra. 'Si siempre lo hemos hecho así, y no hemos tenido problemas, para qué vamos a cambiar', es un razonamiento que se oye en estas situaciones y que refleja un inmovilismo inoportuno que nos ha condenado a la situación actual. Seamos osados y valientes, las sociedades avanzan porque se toman medidas que modifican los hábitos y tradiciones pero que no borran los recuerdos. Hay costumbres que nos conformaron como somos, pero que tenemos que ir desechando. Además, así resulta más entretenido.

1 comentario:

JR Álvaro González dijo...

No se puede decir más claro.