La Alcazaba revela su intimidad
16.01.11 - HOY - TANIA AGÚNDEZ | BADAJOZ.
Treinta y ocho balas de cañones, dos escaleras almohades y una serie de habitáculos construidos entre los siglos XVI y XVIII son los últimos hallazgos.Las excavaciones han sacado a la luz numerosos descubrimientos.Las excavaciones han sacado a la luz numerosos descubrimientos.
La Alcazaba es una caja de sorpresas. Esta fortaleza está llena de secretos que en estos momentos está sacando a la luz. La muralla árabe revela su intimidad de manera que nos permite conocerla mejor. Cada página en blanco que quedaba en la historia de este significativo enclave se escribe estos días con datos, piezas y otros restos arqueológicos que durante siglos han permanecido ocultos.
Estos nuevos hallazgos han quedado al descubierto gracias a la obra de restauración y consolidación que se está llevando a cabo en la Alcazaba. La topografía, el tamaño y el aspecto actual de esta construcción es bastante distinta de la original. A lo largo del tiempo se ha ido ampliando, ajardinando e, incluso, cambiando de color. Los trabajos, que en estos instantes se desarrollan entre la Puerta de Carros y la Puerta del Alpéndiz, corroboran estos hechos.
La fortificación estaba cubierta en un principio de color blanco, casi ocre, y tenía pintadas unas líneas que representaban falsos sillares. Siglos después, cuando dejó de utilizarse como edificación defensiva, su apariencia fue cambiando hasta llegar a su estado actual. «En cada época las necesidades defensivas eran distintas. En estos primeros momentos, los muros tendían a ser lo más blancos posible para hacer un efecto de luz que, en casos de asedio y amenaza, la Alcazaba reflejaba la luz para cegar a los atacantes», explica Fernando Valdés, arqueólogo que dirige la empresa de arqueología Alamut, encargada de las labores que se están realizando en este enclave.
En algunos puntos de la muralla se han encontrado pigmentos rojos. «No estamos seguros de que eso fuese de manera generalizada. Este hecho puede explicarse porque diferentes espacios en época almohade se adornaron con este tipo de decoración», comenta Valdés.
El dilema que surge ahora es qué tonos darle en esta rehabilitación. Como apunta el arqueólogo, para resolver estas cuestiones hay que tener en cuenta cómo era esta joya histórica inicialmente, para lo que se están haciendo estudios y análisis. «Hay que darle un tratamiento que, por un lado no ofenda excesivamente a los ciudadanos y, por otro, que cuando el muro vaya envejeciendo se cree una pátina. Conviene ser prudentes. Que no se traicione a la historia y tampoco al gusto actual. Hay que buscar el equilibrio».
Como Espantaperros
Teniendo en cuenta esta idea, Valdés reconoce que desde el punto de vista arqueológico lo ideal es que esta fortaleza tenga los mismos colores que tiene la Torre de Espantaperros. «Además de para asesorar, excavar los restos arqueológicos y evitar que las obras de rehabilitación de la muralla afecten al yacimiento que hay dentro y fuera de la misma, los arqueólogos también debemos opinar sobre cuestiones de carácter histórico que afectan al monumento, y una de ellas es la de los enlucidos».
Todo este tipo de contratiempos se analizan profundamente en la comisión encargada de seguir el desarrollo de este proyecto de recuperación de la Alcazaba. El grupo está formado por arqueólogos y arquitectos, entre otros técnicos. Profesionales de distintas ramas que tratan de solucionar todos estos problemas mediante acuerdos. De esta manera, hay aspectos del proyecto que se van modificando adaptándose a las circunstancias y descubrimientos de cada momento. «Estamos ante un proyecto vivo».
Están excavando los restos de unos habitáculos en la parte norte de la fortificación que datan de los siglos XVI y XVII y XVIII. «Entre estas estancias y el muro había un camino que ha salido a la luz». También han aparecido 38 balas de cañón de la Guerra de la Independencia, dos escaleras de la época almohade, numerosos artículos de cerámica y una inscripción islámica que está siendo descifrada. Por otro lado, se han destapado una serie de drenajes que estaban bajo tierra y que han evitado que se perfore el muro, tal y como estaba recogido en el proyecto inicial. «La infraestructura y el sistema de drenaje de la Alcazaba ha seguido funcionando durante este tiempo y gracias a eso el muro está en buen estado. Todo estos hallazgos arqueológicos son de gran transcendencia, ya que en el periodo que transcurre entre la conquista árabe y el siglo XVI no se sabía nada de la Alcazaba y ahora ya empezamos a tener datos».
Pese a todo lo excavado y lo que falta por excavar, Valdés asegura que una vez que se termine esta obra quedará mucho terreno de los 80.000 metros cuadrados que abarca este gigante árabe para que futuros investigadores sigan sacando a la luz nuevos secretos. Esto permitirá que la Alcazaba continúe narrando su historia.
Parar y pensar....
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